miércoles, 8 de junio de 2011

JHÓNATHAN LÓPEZ ESCRIBIÓ...

Padres de  familia y jóvenes vean este artículo y coméntenlo. Vale la Pena
Haga Clic Aquí.
"Nos quedamos sorprendidos, cuando nos damos cuenta en periódicos o

radio, que el sicario no superaba los 18 años.

Cuando leemos que los cuerpos de los 3 o 4 ejecutados, correspondían a

adolescentes de hasta 14 años de edad"



Frente a lo anterior,  el psiquiatra dominicano César Mella, hizo

publicar el siguiente trabajo, que creo que a todos los que somos

padres, o seremos abuelos algún día, nos debe interesar; el texto que

me llegó suscrito por el doctor Mella, es el siguiente:



Yo me preguntaría y plantearía la siguiente pregunta: ¿cómo eduqué o

estoy educando a mis hijos? ¿Qué valores inculco o inculqué a mis

hijos?



A los jóvenes de este siglo hay que llamarlos varias veces en la

mañana para llevarlos a la escuela y, digo llevarlos porque no tienen

que tomar el bus o caminar larguísimas distancias para llegar a ella.



Se levantan generalmente irritados porque se acuestan muy tarde,

viendo televisión por cable, jugando playstation, hablando o enviando

mensajes por teléfono o chateando por la Internet.



No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos en poner un dedo

en nada que tenga que ver con arreglar algo en el hogar.



Tienen los juegos y equipos digitales más modernos del mercado, Ipod,

blackberry y computadora no pueden faltar, como tampoco el pago por su

actualización.



Hoy los hijos, muchas veces sin merecerlo, presumen el celular más

novedoso, el más costoso. La Lap más equipada.

Nada les costó. Si se descomponen, para eso estamos, no faltaba más,

hay que pagar la reparación, a la brevedad y sin chistar.



Idolatran amigos y a falsos personajes de realitys de mtv.

¡Ah! pero viven encontrándole defectos a los padres, a quienes acusan

a diario de que sus ideas y métodos están pasados de moda.



Se cierran automáticamente a quien les hable de:

moral, honor y  buenas costumbres, y mucho menos de religión. Lo

consideran aburrido.

Ya saben todo y, lo que no ¡Lo consultan en internet!



Nos asombramos, porque los sicarios cobran cuotas sin trabajar por

ellas,  cuando a nuestros hijos los acostumbramos a darles todo

incluso su cuota semanal o mensual sin que verdaderamente trabajen por

ella, y todavía se quejan:  porque eso no me alcanza.



Si son estudiantes, siempre inventan trabajos de equipo o paseos de

campo, que lo menos que uno sospecha, es que regresarán con un

embarazo, habiendo probado éxtasis, coca,  marihuana o cuando mínimo

alcoholizados.



Y cuando les exiges lo más mínimo en el hogar o en la escuela,  lejos

de ser agradecidos te contestan, con desfachatez: yo no pedí nacer, es

tu obligación mantenerme o quien les manda andar de calientes.



Definitivamente estamos muy mal,  pues la tasa de que hagan su vida

independiente se aleja cada vez más, pues aún graduados y con trabajo,

hay que seguirlos manteniendo, pagándoles deudas, servicios y hasta

los partos de sus hijos.



Con lo anterior, me refiero a un estudio que indica que:

este problema es mayor en chicos de la sociedad de clase media o

media alta ,  que bien pudieran estar entre los 12 y los 28 años,  si

es correcto 28 años o más

¿lo pueden creer?  y que para aquellos padres que tienen de dos a

cuatro hijos constituyen un verdadero dolor de cabeza.



¿Entonces en qué estamos fallando?



Yo sé,  dirán que los tiempos y las oportunidades son diferentes,

pues para los nacidos en los años cuarenta y cincuenta, el orgullo

reiterado era levantarse de madrugada a ordeñar las vacas con el

abuelo;

que tenían que ayudar a limpiar la casa;

no se frustraban por no tener vehículo,

andaban a pie a donde fuera,

siempre lustraban sus zapatos,

los estudiantes no se avergonzaban de no tener trabajos gerenciales o

ejecutivos,

aceptaban trabajos como limpiabotas y repartidores de diarios

y aunque sus padres tuvieran manera de darles gusto, ellos madrugaban

gustosos los sábados a lavar los carros de los vecinos y así ganar

platica,para invitar a salir a la novia



Lo que le pasó a nuestras generaciones, es que elaboramos una famosa

frase que no dio resultado y mandó todo al diablo:



¡Yo no quiero que mis hijos pasen,

los trabajos y carencias que yo pasé!



Nuestros hijos no conocen la verdadera escasez, el hambre.

Se criaron en la cultura del desperdicio: agua, comida, luz, ropa, dinero.



Muchos de  nuestros hijos, a los 10 años ya habían ido pasear a la costa,

montado en avión, viajado con amigos incluso al exterior.

a nosotros nos costo trabajar mucho para poder tener una de las tres

oportunidades.



El dame y el cómprame,

siempre fue generosamente complacido convirtiendo a nuestros hijos en

habitantes de una pensión, con sirviente (a) y todo incluido, que

después intentamos que funcionara como hogar.



Es alarmante el índice de divorcios que se está generando,

van a la conquista de su pareja y vuelven al hogar sólo unos meses más

tarde divorciados,

porque la cosa no funcionó; ninguno de los dos quiere servir al otro

en su nueva vida.



Como nunca batallaron en la casa con sirviente incluido,

ya en el hogar que forman  a las primeras carencias

avientan el paquete y regresan a la casa para que la mamá y el papá

continúen resolviéndoles la vida.



Este mensaje es para los que tienen hijos

y que pueden todavía moldearlos,

edúquenlos con principios y responsabilidades.

háganles el hábito del ser agradecidos.



Háganles el hábito de saber ganarse el dinero con honestidad, la

comida, la ropa, el costo de la estancia en la casa en la cual no

aportan para el pago de servicios.

Háganles saber lo que cuesta cada plato de comida, cada recibo de luz,

agua, renta.

Háganles sentir en su casa, cómo se comportarían ustedes en casa ajena

cuando van de visita,Por ese domingo o la cuota que deben pagar

semanal o mensual, cuando van de vacaciones.



Edúquenlos en la cultura de la correspondencia y el agradecimiento.

Que los sábados o domingos laven el carro,

ayuden a limpiar la casa, NO SU CUARTO, esa debe ser obligación de

siempre sin pago de por medio.

Háganles la costumbre de limpiar sus zapatos, de que paguen

simbólicamente, por todo lo que gratuitamente reciben,

implántenles la ideología de ameritar una especie de beca escolar que

ustedes pagan, y  por la que ellos no pagan ni un centavo, eso puede

generar una relación en sus mentes trabajo=bienestar.



Que entiendan que asistir a la escuela, es un compromiso con la vida,

que no es ningún mérito asistir a ella.

De la responsabilidad con que cumplan ese compromiso, dependerá su

calidad de vida futura.



Todos los niños deben desde temprano aprender a:

lavar, planchar y cocinar, para que entiendan la economía doméstica

y sepan actuar, en tiempos que podrían ser más difíciles.



Cuida lo que ven y ves con ellos en la televisión,

y evita caer en el vicio social llamado telenovelas,

los videojuegos violentos,

la moda excesiva

y toda la electrónica de la comunicación, que han creado un marco de

referencia muy diferente al que nos tocó.

Cuando tengas que corregirlos: aconséjalos, dialoga con ellos, no los

ofendas, no los reprendas en público.

Si lo haces, nunca lo olvidarán. Nunca te lo perdonarán.



Estamos comprometidos a revisar los resultados,

si fuimos muy permisivos, o sencillamente hemos trabajado tanto, que

el cuidado de nuestros hijos queda en manos de las empleadas

domésticas y en un medio ambiente cada vez más deformante.



Ojalá que este mensaje llegue a los que tienen la oportunidad de

cambiar o hacer algo al respecto. Ya los abuelos pagaron.

Nosotros estamos pagando con sangre la transición.



Que cada quien tome lo que le corresponda.

Que haga lo que pueda y quiera.

Recuerda que para que triunfe el mal, solo se necesita que la gente

buena lo permita...



"La gente mala es poquita, la gente buena también lo es, pero los que son indiferente son muchos...



No sólo es evitar el mal sino también hacer el bien... 



El mundo no aguanta más un daño, un mal... que le vamos a dejar a la próxima generación???"
Jhónathan López C 08 de junio de 2011 14:54
"Nos quedamos sorprendidos, cuando nos damos cuenta en periódicos o
radio, que el sicario no superaba los 18 años.
Cuando leemos que los cuerpos de los 3 o 4 ejecutados, correspondían a
adolescentes de hasta 14 años de edad"

Frente a lo anterior, el psiquiatra dominicano César Mella, hizo
publicar el siguiente trabajo, que creo que a todos los que somos
padres, o seremos abuelos algún día, nos debe interesar; el texto que
me llegó suscrito por el doctor Mella, es el siguiente:

Yo me preguntaría y plantearía la siguiente pregunta: ¿cómo eduqué o
estoy educando a mis hijos? ¿Qué valores inculco o inculqué a mis
hijos?

A los jóvenes de este siglo hay que llamarlos varias veces en la
mañana para llevarlos a la escuela y, digo llevarlos porque no tienen
que tomar el bus o caminar larguísimas distancias para llegar a ella.

Se levantan generalmente irritados porque se acuestan muy tarde,
viendo televisión por cable, jugando playstation, hablando o enviando
mensajes por teléfono o chateando por la Internet.

No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos en poner un dedo
en nada que tenga que ver con arreglar algo en el hogar.

Tienen los juegos y equipos digitales más modernos del mercado, Ipod,
blackberry y computadora no pueden faltar, como tampoco el pago por su
actualización.

Hoy los hijos, muchas veces sin merecerlo, presumen el celular más
novedoso, el más costoso. La Lap más equipada.
Nada les costó. Si se descomponen, para eso estamos, no faltaba más,
hay que pagar la reparación, a la brevedad y sin chistar.

Idolatran amigos y a falsos personajes de realitys de mtv.
¡Ah! pero viven encontrándole defectos a los padres, a quienes acusan
a diario de que sus ideas y métodos están pasados de moda.

Se cierran automáticamente a quien les hable de:
moral, honor y buenas costumbres, y mucho menos de religión. Lo
consideran aburrido.
Ya saben todo y, lo que no ¡Lo consultan en internet!

Nos asombramos, porque los sicarios cobran cuotas sin trabajar por
ellas, cuando a nuestros hijos los acostumbramos a darles todo
incluso su cuota semanal o mensual sin que verdaderamente trabajen por
ella, y todavía se quejan: porque eso no me alcanza.

Si son estudiantes, siempre inventan trabajos de equipo o paseos de
campo, que lo menos que uno sospecha, es que regresarán con un
embarazo, habiendo probado éxtasis, coca, marihuana o cuando mínimo
alcoholizados.

Y cuando les exiges lo más mínimo en el hogar o en la escuela, lejos
de ser agradecidos te contestan, con desfachatez: yo no pedí nacer, es
tu obligación mantenerme o quien les manda andar de calientes.

Definitivamente estamos muy mal, pues la tasa de que hagan su vida
independiente se aleja cada vez más, pues aún graduados y con trabajo,
hay que seguirlos manteniendo, pagándoles deudas, servicios y hasta
los partos de sus hijos.

Con lo anterior, me refiero a un estudio que indica que:
este problema es mayor en chicos de la sociedad de clase media o
media alta , que bien pudieran estar entre los 12 y los 28 años, si
es correcto 28 años o más
¿lo pueden creer? y que para aquellos padres que tienen de dos a
cuatro hijos constituyen un verdadero dolor de cabeza.

¿Entonces en qué estamos fallando?

Yo sé, dirán que los tiempos y las oportunidades son diferentes,
pues para los nacidos en los años cuarenta y cincuenta, el orgullo
reiterado era levantarse de madrugada a ordeñar las vacas con el
abuelo;
que tenían que ayudar a limpiar la casa;
no se frustraban por no tener vehículo,
andaban a pie a donde fuera,
siempre lustraban sus zapatos,
los estudiantes no se avergonzaban de no tener trabajos gerenciales o
ejecutivos,
aceptaban trabajos como limpiabotas y repartidores de diarios
y aunque sus padres tuvieran manera de darles gusto, ellos madrugaban
gustosos los sábados a lavar los carros de los vecinos y así ganar
platica,para invitar a salir a la novia

Lo que le pasó a nuestras generaciones, es que elaboramos una famosa
frase que no dio resultado y mandó todo al diablo:

¡Yo no quiero que mis hijos pasen,
los trabajos y carencias que yo pasé!

Nuestros hijos no conocen la verdadera escasez, el hambre.
Se criaron en la cultura del desperdicio: agua, comida, luz, ropa, dinero.

Muchos de nuestros hijos, a los 10 años ya habían ido pasear a la costa,
montado en avión, viajado con amigos incluso al exterior.
a nosotros nos costo trabajar mucho para poder tener una de las tres
oportunidades.

El dame y el cómprame,
siempre fue generosamente complacido convirtiendo a nuestros hijos en
habitantes de una pensión, con sirviente (a) y todo incluido, que
después intentamos que funcionara como hogar.

Es alarmante el índice de divorcios que se está generando,
van a la conquista de su pareja y vuelven al hogar sólo unos meses más
tarde divorciados,
porque la cosa no funcionó; ninguno de los dos quiere servir al otro
en su nueva vida.

Como nunca batallaron en la casa con sirviente incluido,
ya en el hogar que forman a las primeras carencias
avientan el paquete y regresan a la casa para que la mamá y el papá
continúen resolviéndoles la vida.

Este mensaje es para los que tienen hijos
y que pueden todavía moldearlos,
edúquenlos con principios y responsabilidades.
háganles el hábito del ser agradecidos.

Háganles el hábito de saber ganarse el dinero con honestidad, la
comida, la ropa, el costo de la estancia en la casa en la cual no
aportan para el pago de servicios.
Háganles saber lo que cuesta cada plato de comida, cada recibo de luz,
agua, renta.
Háganles sentir en su casa, cómo se comportarían ustedes en casa ajena
cuando van de visita,Por ese domingo o la cuota que deben pagar
semanal o mensual, cuando van de vacaciones.

Edúquenlos en la cultura de la correspondencia y el agradecimiento.
Que los sábados o domingos laven el carro,
ayuden a limpiar la casa, NO SU CUARTO, esa debe ser obligación de
siempre sin pago de por medio.
Háganles la costumbre de limpiar sus zapatos, de que paguen
simbólicamente, por todo lo que gratuitamente reciben,
implántenles la ideología de ameritar una especie de beca escolar que
ustedes pagan, y por la que ellos no pagan ni un centavo, eso puede
generar una relación en sus mentes trabajo=bienestar.

Que entiendan que asistir a la escuela, es un compromiso con la vida,
que no es ningún mérito asistir a ella.
De la responsabilidad con que cumplan ese compromiso, dependerá su
calidad de vida futura.

Todos los niños deben desde temprano aprender a:
lavar, planchar y cocinar, para que entiendan la economía doméstica
y sepan actuar, en tiempos que podrían ser más difíciles.

Cuida lo que ven y ves con ellos en la televisión,
y evita caer en el vicio social llamado telenovelas,
los videojuegos violentos,
la moda excesiva
y toda la electrónica de la comunicación, que han creado un marco de
referencia muy diferente al que nos tocó.
Cuando tengas que corregirlos: aconséjalos, dialoga con ellos, no los
ofendas, no los reprendas en público.
Si lo haces, nunca lo olvidarán. Nunca te lo perdonarán.

Estamos comprometidos a revisar los resultados,
si fuimos muy permisivos, o sencillamente hemos trabajado tanto, que
el cuidado de nuestros hijos queda en manos de las empleadas
domésticas y en un medio ambiente cada vez más deformante.

Ojalá que este mensaje llegue a los que tienen la oportunidad de
cambiar o hacer algo al respecto. Ya los abuelos pagaron.
Nosotros estamos pagando con sangre la transición.

Que cada quien tome lo que le corresponda.
Que haga lo que pueda y quiera.
Recuerda que para que triunfe el mal, solo se necesita que la gente
buena lo permita...

"La gente mala es poquita, la gente buena también lo es, pero los que son indiferente son muchos...

No sólo es evitar el mal sino también hacer el bien...

El mundo no aguanta más un daño, un mal... que le vamos a dejar a la próxima generación???"
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